21 dic 2008

SERVICIOS Y GUARDIAS ESPECIALES



La compañía entraba de guardia cada tres días, más refuerzos e imaginarias y durante el día los servicios que fueran necesarios, en total mas de 150 durante la mili. Por suerte la escuadra de gastadores solo hacía guardias en Capitanía General y en el Palacete que utilizaba el Capitán General de la Región cuando visitaba Ceuta y algún refuerzo que otro en un polvorín cercano a la VI Bandera.
Era muy vistosa la guardia de Capitanía, pues estaba situada en el centro de la ciudad, muy cerca del puerto. Por delante tenían que pasar todos los “giris” que llegaban a Ceuta en el ferry. En la subida y bajada de la Bandera hacíamos toda la escuadra movimientos de armas, también en los cambios de guardia y todo el mundo se paraba admirado para verlo, sacando multitud de fotos que deben estar circulando por medio mundo. El puesto de la puerta principal era el mas difícil, ataviados con el traje de gala y con todo el cordaje y utensilios, tenías que estar una hora en la posición de firmes y saludar a todos los mandos que entraban y salían. Cuando llegaba el relevo y tenías que hacer diversos movimientos de armas para el intercambio estabas enquilosado y no te podías ni mover. Para evitarlo convencimos al cabo de la escuadra de hacer los relevos de la puerta principal cada vez que pasara un grupo de chicas o de extranjeros. Nos pavoneábamos delante de todo el mundo, de esta manera se hacían las guardias mas amenas y divertidas.
Por desgracia a los pocos meses hubo en Ceuta un atentado, atribuido a ETA, y la guardia pasó a realizarla la Policía Militar, de esta manera se evitó que pudiéramos ser un “reclamo turístico” para Ceuta, como el cambio de la Guardia Real en Londres (es broma).
Pensamos que de esta manera haríamos menos guardias todavía, pero estábamos equivocados. El Capitán General de la Región estuvo mas de seis meses en Ceuta y solo quería que le hiciera guardia la Legión. Es ilógico que un Capitán General cuyo cuartel general estaba en Sevilla estuviera tanto tiempo en Ceuta, pero se lo debía pasar bien, muy bien, porque muchos días salía por la noche y regresaba a las tantas, y eso que era bastante mayor.
Aún con todo esto solo hicimos menos de una tercera parte de las guardias que hizo la compañía. También se hicieron un par de servicios especiales. El primero fue en una reunión de autoridades y personalidades en un palacete de la ciudad. Nos dieron una lanza a cada uno, como a los indios, y nos pusieron a lo largo de una escalera vestidos de gala para hacer bonito. Creo lamentable que permitieran utilizar a la escuadra de gastadores en esos menesteres.
Pero más lamentable fue el otro servicio. Era media mañana cuando nos avisaron que nos pusiéramos nuestras mejores galas con todos los cachivaches, que nos íbamos a la Península. Sin explicaciones nos subieron a un helicóptero, que nos llevó cerca de Jerez. Allí subimos en un camión que nos llevó a una iglesia, donde nos dijeron que íbamos al velatorio de un general que había sido legionario y que había hecho hincapié en que quería a la Legión en su velatorio. Estuvimos casi dos horas velando al difunto en posición de firmes y después de la misa tuvimos que llevar el féretro a hombros hasta el coche fúnebre, allí fue donde entendí el dicho que dice “pesas más que un muerto”, entre cinco gastadores como armarios, todos de más de 1.80 m., no podíamos con el ataúd.

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